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Asociación De Laicos Consagrados

 

Discípulo, Evangelizadores Y Misioneros

 

“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”

(San Juan 14, 6)

 

«Con la alegría de la fe, somos misioneros para proclamar el Evangelio de Jesucristo y, en Él, la buena nueva de la dignidad humana, de la vida, de la familia, del trabajo, de la ciencia y de la solidaridad con la creación» (Aparecida, Numeral 103)

 

Acerca De Nosotros…

 

El Llamando y Vocación

  Somos una organización de laicos comprometidos al servicio del Evangelio y de la obra Evangelizadora traída por Jesucristo y confiada a su Iglesia Católica como depósito de la fe.

 

  Somos “Laicos Consagrados” con una fisonomía y autonomía laical en el mundo en el cual laboramos, estudiamos y vivimos.

 

La Iglesia nos llama e impulsa y nos anima atreves de su Quinta conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en la Ciudad de Aparecida en Brasil, cuando nos dice: “Los fieles laicos son “los cristianos que están incorporados a Cristo por el bautismo, que forman el pueblo de Dios y participan de las funciones de Cristo: sacerdote, profeta y rey. Ellos realizan, según su condición, la misión de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo”.

 

Son “hombres de la Iglesia en el corazón del mundo, y hombres del mundo en el corazón de la Iglesia” (Aparecida, Numeral 209).

 

  Por consiguiente, el “Laico Consagrado” aquí no pertenece a ninguna comunidad religiosa como tal, es por eso que, él o ella no hacen ningún tipo de votos de consagración religiosa como sucede con algunas de ellas.

 

  Efectivamente, no se le pide al “Laico Consagrado” que sea célibe más aún, si se le pide que viva su vida de acuerdo a su vocación en sus diversas formas de vida Sacramental como lo es el casado, soltero o el célibe y este último por un discernimiento profundo a su llamado para que sea una auténtica vocación.

 

  La consagración del laico emana desde el Sacramento del bautismo el cual ya recibió y ahora ejerce como derecho en la familia de Dios y en el mundo.

 

“La condición del discípulo brota de Jesucristo como de su fuente por la fe y el bautismo, y crece en la Iglesia, comunidad donde todos sus miembros adquieren igual dignidad y participan de diversos ministerios y carismas. De este modo se realiza en la Iglesia la forma propia y específica de vivir la santidad bautismal al servicio del Reino de Dios”. (Aparecida, Numeral 184).

 

  Por efecto, y a su vez obedeciendo así al mandato de Cristo en donde ordena a sus consagrados o llamados como tal a evangelizar como nos lo dice el Evangelio de San Marcos Capitulo 16, versículos 15 al 16:

 

“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; más el que no creyere, será condenado.

 

Nuestra Espiritualidad Y Vida

  El “Laico Consagrado” conserva sus bienes propios y a su vez siendo así responsable como socios en esta obra eclesiástica de evangelización, es por eso que cada uno de ellos aporta su tiempo y bienes comunes como empresarios y dueños de la asociación y a su vez haciéndose Co-Redentores con Cristo.

 

  El estilo de vida y espiritualidad del “Laico Consagrado” es peculiar ya que en la asociación tiene diferentes niveles de vida consagrada como lo es;

 

  • A Tiempo Completo,

  • Tiempo Parcial,

  • Vida Profesional Y Familiar,

  • Vida Comunitaria Total y

  • Casa Comunitaria Compartida.

 

  Aunque, la asociación ofrece diferentes niveles y estilos de vida consagrada esto obedece a que nuestros socios o miembros solo disponen de tiempo limitado por cuestiones de trabajo y sostén familiar en su servicio como discípulo, evangelizador y misionero en la “Asociación de Laicos Consagrados” o de la Iglesia. Pero, a su vez mantiene su estatus activo en la asociación al igual como si fuera a tiempo completo.

 

  Cabe concluir, que el "Laico Consagrado" siempre sostendrá su vida con un buen testimonio en donde quiera que él se despliegue llevando una vida trasparente y sencilla en los ámbitos sociales y cotidianos, familiares, laborales o estudiantiles siendo así un cristiano de tiempo completo durante las 24 horas del día.

 

  Esta acción apostólica del “Laico Consagrado” exige una formación adecuada e integral. Es por eso, que para el consagrado se le pide una fuerte y sólida formación Cristiana, Apostólica y Humana en orden de su apostolado en el campo catequético, sacramental, evangélico y de ese modo aprovechando de algunas otras ciencias humanas que no contradiga la fe y el plan de Dios para con sus hijos e hijas.

 

  Por otra parte, todo esta acción apostólica debe proceder de la misma acción sacramental seguido por una oración comunitaria y personal pidiendo la gracia y dirección del Espíritu Santo pues, sin esto solo será una acción meramente humana que no sigue el plan de Dios para el Pueblo al quien se sirve.

 

  Cabe señalar, que el “Laico Consagrado” se mantiene y se desenvuelve en una comunidad cristiana de base para su bienestar y el desarrollo de su crecimiento espiritual y humano en el camino de su apostolado. Asimismo, recibiendo el mismo un apoyo de su ambigua condición humana en su vida ordinaria, cotidiana y del diario vivir. De esa forma y por igual, llevándolo a él a vivir una vida cristiana en camino a la santidad en medio de este hostil mundo en cual se vive. Al mismo tiempo siendo esto indispensable y necesario para el seguimiento del Señor.

 

  Por esta razón, el “Laico Consagrado” persevera en su fe y en su apostolado siendo acompañado por los miembros de su pequeña comunidad cristiana y a su vez sintiéndose él apoyado por ella misma en todos los aspectos de su vida humana, espiritual y moral.

 

  Consiguientemente, y por igual el mismo da su apoyo a cada uno de los miembros de su comunidad a la que él pertenece, siendo esta su familia de hermanos por vías de la fe. De esa forma garantizando para ella un sano desarrollo de la misma comunidad y sobre todo de cada uno de sus miembros, conforme al ejemplo que se encuentra en el libro de los Hechos de los Apóstoles, 2, 42 al 47 cuando dice:

 

"Todos los que habían creído vivían unidos; compartían todo cuanto tenían, vendían sus bienes y propiedades y repartían después el dinero entre todos según las necesidades de cada uno".

 

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